“Por qué y para qué del Budismo Zen. Si no controlas tu mente, ya te está controlando. Si practicas este método, olvida el por qué y el para qué”.

El Budismo Zen no es una religión, es una práctica basada en las Enseñanzas de Buda, un hombre que vivió hace unos dos mil quinientos años. Es una intención de imparcialidad, libre de objetivos, libre de apegos y creencias o ideas preconcebidas. Es llegar al origen de nuestra propia naturaleza anterior a la consciencia pensante, condicionada e ignorante, causa de todo sufrimiento.
Etimologicamente la palabra Zen proviene del sánscrito Dhyana y significa Meditación. El Zen se enmarca dentro de la escuela Budista japonesa, dispersando sus enseñanzas a miles de discípulos alrededor del mundo. Si bien proviene de la India y luego de China, sus enseñanzas están enmarcadas en la cultura japonesa.
Respecto al nacimiento de la Meditación Zen, su primer registro fue en China alrededor de siglo VII, desde diversas escuelas budistas, abriéndose camino hacia el este de Corea, al sur de Vietnam y Japón. A nivel de tradición, cuenta la historia que el origen del Zen surge luego de que un príncipe hindú convertido en monje, Bodhidharma, arribo a China para «enseñar una transmisión especial fuera de las escrituras, no encontrada en palabras o letras».

De esta manera, el término Zen deriva en Zazen, nombre designado a la meditación sentados. Al semilla que da fruto a esta ancestral práctica japonesa nace desde la experiencia vivida por Buda, al despertar en la postura del Zazen, dando origen la Línea del Budismo Zen, actualmente instaurada en la cultura occidental.
Podemos encontrar dos corrientes de Budismo Zen; una es la escuela Soto, que se diferencia por utilizar el Zazen, la meditación sentados en postura seiza, de loto o semi loto, manteniendo la ausencia de alcanzar un objetivo específico durante la práctica como base de sus enseñanzas, mientras que está la línea del monje Rinazi, método basado en el díaologo permanente entre maestro y discípulo, llevando al practicante a los límites de su mente, para así alcanzar el despertar de conciencia o iluminación.
Para que practicar Mediación Zen
La práctica regular y constante, vale decir, meditar al menos cada dos días o todos los días, de preferencia a la misma hora y mismo lugar, conlleva a grandes beneficios: el más importante comprobado científicamente, es que el cortex, donde se aloja el pensamiento consiente, descansa durante el zazen, logrando un efecto biológico físico: el flujo sanguíneo comienza a llegar a capas de mayor profundidad de nuestro cerebro, despertando de ese estado de somnolencia que solemos mantener durante prácticamente todo el día (sensación de agotamiento mental, cansancio) beneficiándolas con una irrigación óptima. Liberamos sensaciones de calma, tranquilidad, bienestar en general, además de comenzar a estar consientes, lo que nos permite una mejora en creciendo de nuestras habilidades cognitivas y de concentración, durante todas las actividades que realicemos en el día.
Durante mis clases de yoga, en reiteradas ocasiones me preguntan sobre como meditar, cual es la clave para mantener la «mente en blanco», ante lo que siempre respondo: «no se trata de dejar la mente en blanco, todo lo contrario, deja que salgan las ideas, que fluyan los pensamientos y mantente consiente, hazte presente y analizamos, es tu espacio para crear conciencia y estar en el ahora». Sentados en zazen, descubrimos nuestro espacio en el mundo, nuestra propia conciencia se vuelve protagonista, logramos por un momento hacernos visibles para nosotros mismos, nos vemos, sentimos y logramos establecer una relación con nuestra propia conciencia. De esta manera logramos instalar en nuestra cotidianidad el hábito de mantener nuestra mente con atención plena o en ingles Mindfulness, concepto acuñado por el Pisquiatra estadounidense John Kabat-Zinn, quien permitió que la meditación se quede de forma permanente en occidente.
Se trata de librar los cucuyos y prejuicios, ni estar a favor ni en contra, simplemente ser. «Debéis en consecuencia abandonar una práctica basada en la compresión intelectual, corriendo detrás de las palabras y atendiéndoos al sentido literal. Debéis aprender el giro que dirige vuestra luz hacia el interior, para iluminar vuestra verdadera naturaleza. El cuerpo y el espíritu se borrarán por si mismos, y aparecerá vuestro rostro original. Si queréis alcanzar el Despertar, debéis practicar el Despertar sin demora.» Mestro Dogen.
Lo más importante siempre en el Zen, es mantener una postura y respiración adecuadas a la meditación, eso es esencial para lograr que se producen los efectos tan beneficios para nuestra vida, al mantener nuestra espalda recta, hombros hacia abajo y cabeza alienada a nuestra espina dorsal, conseguimos mejorar la circulación cerebral. Y simplemente fluye, no te resistas, adáptate a ti mismo, a tus propios ritmos, se como la naturaleza, la vida va avanzando con cada ciclo, disfrutar de la sencillez y de los cambios.
